domingo, 10 de enero de 2016

Perdida. @PerezAitana





Estaba perdida en medio de una adolescencia acabada, una juventud naciente, y un primer amor latente, que tras un tiempo besándole la frente no le hacía ningún caso.
Estaba perdida en una tormenta marina de sentimientos, donde no podía escuchar ni sus gritos interiores por el ruido de su esencia.
Estaba tan perdida que aun sabiendo que él no era todo, ella se veía en medio de la nada, con lágrimas tan fuertes que corroían sus mejillas ya sangrantes.
Y la situación no mejoraba, por falta de movimientos quizá, por estar tumbada en un puñado de hojas secas, que sumaban las mentiras de ambos y hacían amanecer el otoño. Descalza y sin heridas, como si sus pies hubieran estado pisando cristales demasiado tiempo, como si el ser humano hubiera evolucionado, otra vez, en pro de la resistencia, caminaba.
¿Hacia dónde? Ni ella lo sabía.
Olía a jazmines y sus manos a su pelo, por eso no pensaba que era cierto, que se escapaba.
Me pedía en un susurro que no se lo contara a él, que estaba bien, sólo desorientada, pero que encontraría su camino siguiendo la constelación que un día dibujó en su espalda.
No se daba cuenta de que su imaginación la traicionaba y que él, no estaba, y que si no la guiaba a centímetros, menos lo iba a hacer a kilómetros, pero ya sabemos que eso a las personas enamoradas no nos sirve.
“Intenta que vuelva, dile que no me he movido de casa” insistía mientras corría entre la vegetación de su mundo interior.

Y perdida como en un principio se quedó porque por más que lo intentaba no podía ser sin él.

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